ASOCIACIÓN CIVIL HÁBITAT

Organización: Asociación Civil Hábitat
Ubicación de la experiencia: Provincia del Chubut, Argentina
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Resumen: Los orígenes de la asociación civil Hábitat están ligados al trabajo territorial impulsado por la expansión de las políticas sociales inclusivas a todo el país. En el Chubut el equipo encargado de esta misión generó dispositivos de empoderamiento de destinatarias y tras haber promovido la organización de las que deseaban trabajar, gestó una red de cooperativas de trabajo. En 2010 los grupos constituidos en cada localidad decidieron avanzar hacia la autonomía organizacional y ello dio origen al Movimiento Cascos Amarillos (MOCARA). Como parte de él, la asociación Hábitat, junto a cooperativas de trabajo, recuperaron una fábrica y crearon el Polo Cooperativo donde actualmente se albergan unidades productivas de componentes de viviendas. La Asociación nuclea a 13 cooperativas desde un acompañamiento legal, administrativo y financiero. Además, ejecuta vivienda en 11 localidades de la provincia patagónica.

CONTEXTO GEOGRÁFICO

Esta experiencia nace y se desarrolla en la provincia del Chubut, la cual tiene una superficie de 225 mil km², lo equivalente a 25% del territorio nacional, y donde vivimos apenas medio millón de habitantes, fundamentalmente urbanos. Como habitantes de la Patagonia argentina, nos enfrentamos a condiciones climáticas que pueden llegar a ser extremas y que representan un desafío para el desarrollo del hábitat y la vivienda popular.

Las principales actividades de la región son el petróleo y la pesca. Además de las consecuencias ambientales y ecológicas de este modelo económico extractivista, se observa una marcada población migrante tanto interna como regional. En este contexto, como se verá más adelante, la intervención de las organizaciones que nuclea la asociación civil Hábitat ha facilitado que, pese a estas fluctuaciones, las familias puedan fortalecer su identidad y afincarse en la región.

Más específicamente, la asociación surge en la comarca del Valle Inferior del Río Chubut y Península de Valdés (VIRCh-Valdés), que es encabezada por la ciudad costera de Puerto Madryn, Trelew y la capital provincial Rawson. Actualmente, bajo el paraguas de la asociación se desarrollan proyectos cooperativos de producción social del hábitat en las cuatro comarcas en las que se divide la provincia, a saber: Meseta Central, Senguer-San Jorge, Los Andes y la mencionada VIRCh-Valdés.

ANTECEDENTES

Si bien los inicios formales de la asociación civil datan de enero de 2010, su origen remonta a finales de 2006 cuando un nuevo equipo se hizo cargo de la conducción del Centro de Referencia (CDR) del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación en Chubut, desde el cual comenzaron a redefinirse y implementarse distintos programas sociales.

La misión del equipo consistió en generar dispositivos de empoderamiento de los beneficiarios de dichos programas, transformándolos en sujetos de derecho. Para esas fechas, los efectos de la crisis, primero económica y luego política, desatada a comienzos de los años 2000 en la Argentina, aún eran agobiantes para gran parte de la población del Chubut, y los planes sociales resultaban un sostén austero aunque clave para muchos ciudadanos.

Con el formato de talleres participativos, el CDR se abocó al trabajo con mujeres sostén de hogar que se encontraban nucleadas en el programa Familias para la Inclusión Social. El equipo del CDR de aquellos años, rememora este proceso:

“Teníamos la consigna de promover la transformación de los beneficiarios de planes sociales en sujetos de derecho. Pero nuestra agenda de trabajo estalló porque las mujeres que estaban incluidas en el programa Familias para la Inclusión tenían muy en claro sus demandas: trabajo y vivienda digna. Algunas de ellas ya traían una experiencia organizativa”.

Como resultado de los talleres en las ciudades de Puerto Madryn, Trelew y Rawson, el equipo del CDR diseñó e implementó en 2008 el programa territorial Haciendo comunidad, pilar fundamental de un proceso de organización y transformación que más adelante derivaría en la creación de la asociación civil Hábitat y la red de cooperativas del MOCARA. En lo inmediato, los talleres permitieron identificar los liderazgos emergentes y sumar a una serie de compañeras que deseaban consolidar la red de cooperativas de trabajo. De este modo, personas como Silvia Matamala, quien ahora es integrante de Hábitat, comenzaron a darle vida a la propuesta de formar un movimiento con objetivos y características propias:

“Yo vivía en el barrio de las 1000 viviendas en Trelew, había quedado viuda, sin trabajo y con dos hijos chicos por criar. Me ofrecieron participar de un programa en el que se había planteado la construcción de dos Centros de Integración Comunitaria (CIC), de los que finalmente se construyó sólo uno en el barrio Menfa. La construcción avanzaba pero no nos pagaban. La plata supuestamente iba de Nación a Provincia, de ahí al Municipio y de ahí a nosotras. Pero la plata no llegaba y entonces comenzamos a organizarnos para reclamar nuestros derechos. En ese interín propuse que tomáramos decisiones respecto a la cooperativa porque nos dieron la herramienta pero no nos habían capacitado para usarla.”

Considerando la falta de empleo pero también las malas condiciones de la vivienda popular en esta región, el programa Haciendo comunidad quiso brindar una respuesta habitacional adaptada a la población con vulneración de derechos: personas en situación de riesgo y vulnerabilidad por déficit habitacional, por escasez o falta de ingresos, de empleo; personas con capacidades diferentes y adultos mayores. Los destinatarios de las acciones del programa serían aquellas personas que con sus particularidades, capacidades, saberes y recursos, pondrían en marcha los mecanismos de solución de sus problemas, estableciendo criterios de prioridad, planteando modos y formas adecuadas a las costumbres, usos y tradiciones en un marco de respeto por la diversidad y derecho a la diferencia.

Haciendo comunidad impulsó Mesas de gestión participativa que fueron facilitadas por un equipo de coordinadores territoriales y que permitieron consensuar las siguientes premisas con la población involucrada:

  • Facilitar y acompañar procesos de participación social en el diagnóstico y soluciones a los problemas del hábitat;
  • Fomentar y promover la gestión social integral y participativa en las localidades;
  • Promover la capacitación y calificación laboral;
  • Garantizar el acceso de las comunidades a las herramientas y líneas de trabajo de la Economía Social, a través de gestiones interministeriales en los distintos niveles de gobierno, local, provincial y nacional;
  • Comprender la vivienda como un proceso social y dinámico que involucra a la familia y la comunidad;
  • Recuperar los espacios públicos, como parte de la historia local.

Financiado con fondos nacionales, el programa propuso un acuerdo tripartito entre los distintos niveles de gobierno: el CDR llevaría adelante el proceso organizativo en el territorio; el Gobierno Provincial aportaría con capacitación laboral desde la Secretaría de Trabajo y con fondos para la autoconstrucción de viviendas a través del Instituto Provincial de la Vivienda y Desarrollo Urbano (IPVyDU); mientras que los municipios cederían las tierras para la construcción.

ESTRATEGIA Y DESARROLLO DEL PROCESO

La metodología de acción siguió una serie de etapas marcadas por algunos episodios críticos. En un primer momento, como ya se ha dicho, se impulsó la firma de acuerdos y convenios entre las partes involucradas, mediante los cuales se consiguió el aval institucional y se definieron los alcances del programa Haciendo comunidad. Posteriormente el CDR nombró a los coordinadores territoriales, en tanto que la Secretaría de Trabajo provincial designó a los equipos encargados de formar y capacitar cooperativas para la construcción y la gestión de los proyectos habitacionales. En muchos casos, las y los participantes disponían de conocimientos valiosos en aspectos tales como la albañilería, los oficios o la gestión administrativa, por lo que sólo había que fortalecer y profesionalizar estos saberes.

La formación de cooperativas de trabajo

El éxito más destacado del programa fue sin duda la consolidación de las primeras cooperativas de trabajo: “4 de Mayo” (Rawson), “6 de Abril” (Trelew) y “Manos Constructivas” (Puerto Madryn), que pronto sumaron un total de 150 personas. De este modo, las mujeres beneficiarias de planes sociales que así lo desearon, se reconvirtieron en obreras de la construcción y lograron atraer hacia su dinámica federativa a organizaciones preexistentes tales como la cooperativa Tresoc (Trelew).

Entre 2008 y 2009 se llevaron adelante las cesiones de terrenos en Rawson, Trelew y Puerto Madryn, y se construyeron los centros comunitarios que serían el puntapié inicial del desarrollo de cada barrio por construir. Sin embargo, por esos mismos años, las tensiones políticas entre el gobierno provincial y el nacional trabaron el arribo de las líneas de financiamiento para la construcción de las viviendas lo que obligó a los responsables del programa Haciendo comunidad y a sus destinatarios a redefinir la estrategia que permitiera concretar el objetivo propuesto. Este período, no exento de conflictividad política, supuso la primera crisis que no obstante significó una oportunidad en la medida en que los actores involucrados comprendieron que el proceso de empoderamiento ya no tenía retorno.

Hábitat y MOCARA: pilares para la autonomía del proceso

Ya caído el acuerdo tripartito que estructuraba el trabajo del programa Haciendo comunidad, en 2010 los referentes del programa y los grupos constituidos en cada localidad decidieron avanzar hacia la autonomía organizacional. Aquello sucedió en dos direcciones casi simultáneas: por un lado, ante la necesidad de una maduración conceptual y organizacional se establecieron los Encuentros Provinciales de Cascos Amarillos que derivaron en la constitución del Movimiento Cascos Amarillos de la República Argentina (MOCARA). Por otro lado, se constituyó la asociación civil Hábitat como una herramienta formal que habría de nuclear el trabajo de las cooperativas en sus facetas legales, administrativas y financieras, a fin de gestionar y garantizar la ejecución de las obras pendientes para la comunidad. La asociación estableció entonces sus ejes rectores:

  • Fomentar la construcción participativa del Hábitat a partir del fortalecimiento de  lazos solidarios;
  • Promover la organización de las comunidades barriales y salida laboral mediante cooperativas de trabajo;
  • Estimular los procesos de fortalecimiento del capital social mediante el dispositivo de Mesa de Gestión Participativa;
  • Ejecutar viviendas, desde un diseño superador revirtiendo el concepto que la vivienda para las clases más vulnerables no es igual a belleza arquitectónica;
  • Producir insumos para la construcción de viviendas desde un polo productivo que alberga emprendimientos de carpintería metálica, madera, textil, premoldeados, cámaras sépticas.

Para 2012 la situación de la organización ya era distinta. El proyecto de desarrollo barrial planteado en el programa Haciendo comunidad había tropezado con la conflictividad política entre la provincia del Chubut y la Nación y, a consecuencia de ello, urgía la consolidación de un movimiento autónomo que fuera capaz de darle continuidad al proceso social. Así fue como surgió el movimiento social MOCARA y la asociación Hábitat; en la misma dirección, el equipo a cargo del CDR fue mutando de agentes del Estado a referentes del movimiento.

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Bajo la premisa de buscar alternativas de financiamiento, se logró entonces la vinculación directa entre la organización y el Estado nacional. El Programa Federal de Viviendas y Mejoramiento del Hábitat de Pueblos Originarios y Rurales, fue la línea que hizo posible el desarrollo de las cooperativas agrupadas en la asociación.

El proceso organizativo acumulado hasta entonces no sólo tenía un saldo motivacional y político sino también en la efectividad de la construcción. Las cooperativas lograron la meta de construir en el plazo de seis meses viviendas de entre 70 y 82 metros cuadrados, empleando tres trabajadores por unidad habitacional. Estos datos resultan de vital importancia si se toma en cuenta que en esta provincia, una vivienda social tiene un promedio de 60 metros cuadrados, insumiendo el doble de tiempo y emplea un tercio de la mano de obra, a razón de un trabajador por unidad. En esta primera etapa se construyeron 54 viviendas distribuidas 26 en Puerto Madryn, 14 en Trelew y 14 en Rawson.

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La estrategia de acción se centró en los procesos para la producción social del hábitat. El impacto de la capacitación para el trabajo, la generación de fuentes de empleo y la construcción de viviendas y barrios entre familias que habían cimentado previamente lazos comunitarios fue exponencial, ya que se extendió a los entornos de todxs aquellas que participan.

Los consensos de convivencia y la toma de decisiones permitieron que nuevas generaciones se formen conociendo alternativas colectivas. Abordar el hábitat en forma integral ayudó a preservar el capital identitario de la comunidad involucrada, superando las diferencias étnicas, culturales, sexuales; reforzando el derecho a la igualdad y a la responsabilidad. Este proceso también se vio reflejado en las manzanas del barrio no intervenidas por la organización, pues cada vecino no sólo mejoró las fachadas de sus casas sino también sus peridomicilios.

Expansión hacia toda la provincia del Chubut

Una vez concretada la primera experiencia financiada por el Plan Federal de Nación y a partir del óptimo resultado de administración de los fondos, la Nación decidió continuar el apoyo a la asociación dentro de sus presupuestos anuales. A través de la articulación de los recursos públicos de todos los niveles de gobierno (nacional, provincial y municipal), desde un rol administrador y facilitador, Hábitat comenzó a recibir nuevas demandas por parte de la comunidad y de los municipios interesados en replicar la experiencia en sus localidades.

Ubicada en el loteo social de la ciudad de Rawson, la Casa de Barro se inició en octubre de 2015 como un proyecto de bioconstrucción para una familia que confió en la propuesta de la Asociación Civil Hábitat, con la ejecución de la cooperativa de trabajo Construyendo Realidades, con el proyecto arquitectónico de Mónica Martínez Carpio. El proceso de cimientos y techado se realizó con la participación de la Cooperativa 4 de Mayo. La técnica que se utilizó para el desarrollo de paredes fue “encofrado de barro alivianado con pasto” En la vivienda se capacitaron a varios interesados en aprender la técnica de bioconstrucción. Debido a lo novedoso del sistema y al impacto visual que provoco la construcción bajo estas técnicas, despertó el interés de un numeroso grupo de personas e Instituciones que se acercaron a participar o a interiorizarse sobre las potencialidades de desarrollo a grandes escalas.

Ubicada en el loteo social de la ciudad de Rawson, la Casa de Barro se inició en octubre de 2015 como un proyecto de bioconstrucción para una familia que confió en la propuesta de la Asociación Civil Hábitat. El proyecto arquitectónico, ejecutado por la cooperativa de trabajo Construyendo Realidades, estuvo a cargo de la arq. Mónica Martínez Carpio. El proceso de cimientos y techado se realizó con la participación de la Cooperativa 4 de Mayo. La técnica que se utilizó para las paredes fue “encofrado de barro alivianado con pasto”. En la vivienda se capacitaron a varios interesados en aprender la técnica de bioconstrucción.

Es así que en esta segunda etapa se desarrollaron Mesas de Gestión Participativa en diferentes localidades de la provincia. La construcción de nuevos barrios tomó dos rumbos paralelos: por un lado se intensificó la construcción en las ciudades de Puerto Madryn, Trelew y Rawson con nuevos proyectos habitacionales; por el otro, se avanzó hacia el oeste de la provincia, acompañando el trayecto de la Ruta Provincial 25. En esa dirección se desplegaron proyectos sobre la localidad de Gastre en la comarca de la Meseta Central, y de Lago Puelo, El Hoyo, Corcovado y Trevelin en la comarca de la cordillera de Los Andes.

La cooperativa Trama Urbana fue la que operó los nuevos emprendimientos, permitiendo la incorporación de cooperativas locales o el surgimiento de otras nuevas capaces de asimilar la metodología y adquirir capacidad de ejecución propia. De esta etapa son las cooperativas La Estrella y KMS (Lago Puelo), Leña de Piedra (Gastre), LAM (El Maitén), Valle del Oeste (Trevelin), Unión Corcovado (Corcovado), Havitra y Valkiria (Puerto Madryn), Siembra, La constructora, Trama Urbana y Construyendo Realidades (Trelew), Cascos Amarillos (Rawson), Terrenal (Comodoro Rivadavia).

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El financiamiento obtenido por la asociación cubrió los costos de los profesionales, que a su vez han ido transfiriendo los conocimientos en forma gratuita a las cooperativas, para la puesta en marcha de los proyectos a nivel local. En general, la Asociación supo llevar una buena administración de los fondos y recuperar las cuotas de las viviendas. Asimismo, el dictado de cursos de capacitación, en distintos rubros, como la capacitación de herrería, carpintería, la ejecución con tierra cruda-el adobe, colabora en el círculo virtuoso de la sostenibilidad financiera. Un saldo destacable es que más allá de los cambios de Gobierno nacional y provincial, continúa siendo convocada para seguir mitigando el déficit habitacional.

Recuperar nuestra capacidad productiva a través del Polo Cooperativo

Ante la crisis económica de principios del siglo XXI y el subsecuente cierre de innumerables industrias, surgió en el Argentina un importante movimiento social que dio pie a una serie de experiencias de recuperación de empresas por parte de los mismos trabajadores. Es importante mencionar este proceso ya que en 2014, tras un acuerdo de colaboración entre la cooperativa de trabajo Elastax y Hábitat, la asociación instaló sus nuevas oficinas en una antigua fábrica recuperada años antes en Rawson. En este mismo lugar se estableció el Polo Cooperativo MOCARA, que además de seguir siendo sede de Elastax, abrió sus puertas para recibir nuevas unidades productivas en manos de las cooperativas de trabajo Trama Urbana, Cascos Amarillos y Nuevo Proyecto.

La recuperación de Elastax, que entre tanto mutó su producción de guantes a ropa de trabajo y blanquería, puso en valor no sólo un predio fabril considerado como una referencia histórica de la región, sino también la identidad de un barrio obrero.

Hoy el Polo Cooperativo propone respuestas al trabajo, la capacitación y la organización comunitaria. Abarca la producción de insumos para la construcción que permite abaratar los costos de las viviendas: la cooperativa Cascos Amarillos se especializa en aberturas de aluminio; la cooperativa Trama Urbana en la producción de revestimiento para paredes y pisos, moldes para cordón cuneta, postes de luz, cámaras sépticas, construcciones en seco y carpintería de bajos mesada, alacenas y muebleria para el hogar. Por su parte, la cooperativa de consumo Nuevo Proyecto articula las compras y el acopio de materiales.

El desarrollo productivo del Polo Cooperativo fue potenciado con una estrategia comercial común a los diferentes emprendimientos a través de la marca colectiva Epicca. Bajo esa denominación se engloba la producción de todas las cooperativas, integrando rubros disímiles entre sí, lo que conlleva el desafío de articular las particularidades de cada unidad productiva y sus diferentes modos de inserción en el mercado.

ESTRUCTURA ORGANIZATIVA DE HÁBITAT A.C.

La asociación civil Hábitat está liderada por una Comisión Directiva y su estructura profesional se divide entre la Unidad Ejecutora de Proyectos (UEP), el área de Investigación, Desarrollo e Innovación (ID+I), y la coordinación del grupo Emprendimientos Productivos Industriales Cooperativos Cascos Amarillos (EPICCA). La asociación y las cooperativas se integran a través de una agrupación de colaboración. La suscripción a dicha agrupación no es obligatoria para las cooperativas que trabajan con la AC, pero integrarla habilita a las cooperativas a los derechos y obligaciones propios de las tres áreas de trabajo de Hábitat.

Las funciones de las áreas son:

  • COMISIÓN DIRECTIVA: coordina las líneas de acción de la asociación y asume la representación de la misma y de las cooperativas integradas en la agrupación de colaboración en foros y convenios con otros organismos públicos y privados.
  • UEP: concentra la administración de la AC y de las cooperativas suscriptas a la agrupación de colaboración. Es responsable de llevar adelante la documentación y registro legal y contable de los emprendimientos productivos y comerciales. Asimismo, asesora a las cooperativas en la gestión administrativa y legal de las mismas.
  • ID+I: responsable del desarrollo organizacional. Incluye las áreas de comunicación (externa e interna), capacitación y desarrollo de fondos. Además desarrolla investigación cualitativa, acompaña los proyectos de innovación productiva de las cooperativas
  • EPICCA: coordina la producción y comercialización que se integra en la marca colectiva EPICCA en el Polo Cooperativo de Producción. Establece prioridades y metas de la producción en forma conjunta con las cooperativas y supervisa su ejecución.
  • MOCARA: El Movimiento Cooperativo de Cascos Amarillos de la República Argentina (MOCARA) nuclea a los organizaciones, incluida la asociación civil, en un espacio deliberativo y participativo en el que lxs cooperativistas debaten y establecen en forma conjunta los lineamientos políticos e ideológicos.

 

Sistematización, investigación y transferencia

La etapa actual se caracteriza por la búsqueda de un salto cualitativo que permita avanzar en dos direcciones: el fortalecimiento del eje productivo-comercial y la sistematización y transferencia de conocimientos en la modalidad de consultoría externa.

Para impulsar esta nueva etapa la organización incorpora una nueva área de investigación, desarrollo e innovación (I+D+I) y se establecen nuevas prioridades:

  • Registro y desarrollo comercial de la marca Eppicca;
  • Visibilización de la acción de la organización a través de un rediseño de la imagen y el fortalecimiento de las vías de comunicación (redes sociales, página web, producciones propias);
  • Integración de espacios nacionales e internacionales para el intercambio de experiencias y la construcción de redes de trabajo tendientes al fortalecimiento del hábitat en las agendas públicas;
  • Aplicación a nuevas líneas de financiamiento nacional e internacional;
  • Innovación en nuevos procesos constructivos, en particular la bioconstrucción en el marco de un desarrollo del hábitat sustentable.

Por otra parte, la intervención en los barrios llevó a extender infraestructura, dando como resultado un cambio en áreas deprimidas, impactando en la reparación de la trama urbana-espacio público; tendido de red de agua, luz, veredas, calles.

Si bien aún no se han analizado los impactos a nivel medioambiental, se inició un camino hacia la sustentabilidad ambiental a través de la construcción con tierra cruda y la inclusión de sistema de calefacción con bajo consumo de leña. En esa dirección, la asociación firmará con la Universidad del Chubut un convenio marco para ejecutar viviendas con tierra cruda que permitirá la capacitación a los cooperativistas y abrirá a la comunidad la técnica relacionada a la bioconstrucción. El objetivo es insertar la discusión de la sustentabilidad energética, bastante olvidada en el territorio chubutense pues la mayor actividad productiva es extractiva.

VALORACIÓN

A lo largo de su trayectoria la asociación civil Hábitat ha trabajado en forma conjunta con 25 cooperativas de trabajo, de las cuales hoy son 13 las que están asociadas a Hábitat, incluyendo las que integran el Polo Cooperativo MOCARA.

El Programa se inició en Centros Urbanos con 54 viviendas y 3 Centros Comunitarios barriales en Trelew, Rawson y Puerto Madryn por un monto de $11.460.000 (sólo viviendas 2012) y $269.000 (infraestructura comunitaria, 2010). Luego se replicó en otras comarcas, dando lugar a la creación de más cooperativas, poniendo en agenda la donación de tierras para la Producción Social del Hábitat por parte de los municipios. Hoy la ejecución llega a 211 viviendas terminadas, 102 en ejecución, 33 mejoramientos de viviendas en ejecución,  llegando a 430 familias y 1372 personas directas, 1 club deportivo en ejecución y 13 cooperativas de trabajo.

El impacto de esta experiencia en la provincia del Chubut se ve reflejado en cómo se multiplicaron los espacios de reflexión a partir de la construcción del hábitat. En efecto, la asociación marcó una agenda política donde el Estado debió responder a la problemática del hábitat, no solo de la vivienda.

Por otra parte, hay que destacar la recuperación de la fábrica Elastax como polo productivo, donde hoy se fabrican desde carpinterías metálicas y de madera, pasando por la producción de premoldeados hasta la fabricación de guardapolvos, ropa de trabajo, por medio de la textil. Asimismo, el Polo se ha convertido en una referencia urbana de organización y autogestión.

La participación en la producción del hábitat, la recuperación de la trama en los barrios más carenciados, lleva a plantear como agenda los temas del urbanismo y del hacer ciudad. Si bien es un camino transcurrido en 10 años, creemos que las discusiones están en la agenda y se concretan en las Mesas de Gestión Participativas. El compromiso que asume la Asociación junto a sus socias cooperativas y las organizaciones locales ha llevado a los gobiernos provincial y municipales a poner estos temas sobre la agenda pública.