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Producción Social del Hábitat

 

Las organizaciones miembro de HIC en América Latina vienen trabajando desde los años 60 en apoyo de los procesos sociales de ocupación del territorio y de construcción y gestión del hábitat popular, como concreción material de los derechos humanos a la tierra, la vivienda y la ciudad.

En los diversos países de la región, entre 50 y 75% de las viviendas y muchos de los componentes del hábitat son autoproducidos por sus habitantes, obligad@s por sus condiciones económicas y sociales y sin que existan instrumentos adecuados (jurídicos, administrativos, financieros, tecnológicos, de gestión, etc.) para apoyar su esfuerzo. 

Dentro de HIC nos referimos a estas experiencias como producción social del hábitat y estamos convencid@s de que los procesos formativos, organizativos, productivos y de gestión que implican, así como los recursos sociales y económicos que movilizan y activan, tienen un alto potencial transformador. 

Desde hace muchos años venimos trabajando por incidir en las políticas públicas y por abrir experiencias institucionales que amplíen la escala y el impacto social de este tipo de prácticas. Tanto es así que diferentes legislaciones de la región reconocen este tipo de producción. 

Resultados positivos en diversos países y contextos, y la riqueza de algunas experiencias nos impulsan hoy a profundizar en su conocimiento, a intercambiar experiencias, a difundir resultados y a articular esfuerzos a nivel regional para impulsar su desarrollo. Es por ello que en 2014 conformamos el grupo de trabajo regional sobre producción social del hábitat.

  1. Las personas se organizan para plantear procesos de producción social del hábitat que enfrentan políticas que mercantilizan la vivienda y que no incluyen a los sectores de bajos ingresos.
  2. L@s actores que operan en apoyo a los grupos y comunidades organizadas, como muchos miembros de HIC apoyan la movilización de recursos sociales, gestionan recursos públicos y apoyos solidarios y buscan ofrecer una asesoría integral que articula aspectos socioculturales, ambientales y económicos para acompañar los procesos de producción social del hábitat.
  3. L@s asesor@s en conjunto con las personas de la comunidad realizan diagnósticos sobre las características y los problemas del hábitat local que pueden incluir previsiones frente a desastres, así como procesos de diseño participativo en respeto de los usos, costumbres y la diversidad de necesidades, capacidades y aspiraciones de cada grupo.
  4. Participantes y asesor@s, en intercambio de saberes y según las condiciones de cada lugar, pueden evaluar la pertinencia de emplear materiales locales, la producción en situ de componentes constructivos de bajo impacto ambiental y la aplicación de técnicas constructivas que mejoren la resistencia de la vivienda frente a desastres.
  5. Se autoproducen viviendas o se contrata a quiénes las construyen bajo el control de las personas organizadas y sin fines de lucro. Puede llegarse incluso a mejorar el hábitat local de acuerdo a las condicionantes culturales, climáticas, geológicas y a los recursos y materiales disponibles en la zona;  fortaleciendo con ello la identidad, pertenencia y autoestima de las comunidades, así como su economía.