Los habitantes de la parroquia San José de Chamanga, del cantón Muisne, provincia de Esmeraldas, no cuentan con acceso a servicios básicos por red pública, los datos del último censo muestran que el índice de acceso a servicios públicos básicos es del 0% (SNI, 2010). El abastecimiento de agua se realiza mediante tanqueros que proveen de éste líquido vital a razón de 1 dólar por cada tanque de 100 litros.
Esa agua es empleada tanto para la limpieza del hogar como la higiene personal y en ocasiones también para el consumo humano, pues la compleja situación económica de las familias no siempre permite comprar agua embotellada para beber. Además, en ciertas épocas del año, el agua es escaza pues los tanqueros no consiguen abastecerse del agua de los ríos cercanos. En cuanto a la eliminación de excretas, ésta se realiza mediante pozos ciegos, descarga directa al mar o a campo abierto, sin ningún tipo de tratamiento y con graves consecuencias en la salud de la población.
En ese contexto, de vulneración de derechos, con familias sin solución sanitaria y sin los recursos económicos suficientes, dentro de un entorno cada vez más contaminado y de limitadas fuentes de agua, era necesario encontrar estrategias de intervención que incorporen aspectos sociales, económicos y ambientales. Además de aprovechar la oportunidad para generar fuentes de empleo y fortalecer la organización comunitaria. El saneamiento sostenible es la respuesta.
Para nosotros, impulsar ésta experiencia, representa la oportunidad de generar comunidad y sostenibilidad, porque es la misma población quien asume la responsabilidad, se hace cargo y promueve las transformaciones estructurales que se requieren. También la oportunidad de involucrar a más personas e instituciones en los temas de saneamiento, pues aún muy poco se conoce y se propone, por tanto no se reconoce efectivamente como un derecho humano.
¿Qué se ha logrado?
Se ha desarrollado un sistema de saneamiento seco que no utiliza agua y funciona separando la orina de las heces humanas y que luego de un tratamiento adecuado posibilita el aprovechamiento de los nutrientes en la agricultura al producirse abono orgánico. La gestión y manejo del proceso de tratamiento debía realizarse colectivamente, por eso está a cargo de una empresa comunitaria conformada por jóvenes locales que han sido capacitados previamente con este fin. Al momento se encuentran en funcionamiento 115 sistemas de saneamiento seco.
Otro resultado obtenido y aún más importante para la sostenibilidad de ésta experiencia, es contar con un equipo capacitado en el desarrollo de las diferentes etapas del proceso, que incluye el diagnóstico e identificación de necesidades, la construcción con materiales locales, el acompañamiento social y técnico, la gestión y manejo de la empresa comunitaria de recolección y aprovechamiento de nutrientes en la agricultura, entre otras.
Es imperante generar capacidades para la gestión integral del hábitat a nivel comunitario, e ir más allá de las obras de infraestructura, ya que no se trata solamente de la prestación de un servicio sino de un derecho humano y por eso la necesidad de generar y fortalecer las capacidades locales.
Los recursos empleados para el desarrollo del proceso no tienen parangón con los millones de dólares que costaría construir alcantarillado en zonas dispersas y sin embargo, está generando importantes beneficios para la colectividad.
La experiencia que se presenta busca poner en el centro de los procesos de desarrollo a las personas y su capacidad para generar cambios. Buscamos una ciudadanía comprometida que promueva procesos integrales de transformación social.